jueves, 22 de septiembre de 2011

CONFLICTO ENTRE PERU Y LA GRAN COLOMBIA

Época del Conflicto entre Perú y La Gran Colombia

Artículo principal: Guerra Gran Colombo-Peruana
Artículo principal: Gran Colombia
La Gran Colombia y el territorio en disputa con el Perú.

[editar] La Batalla de Tarqui y el Tratado de Guayaquil de 1829

El 3 de julio de 1828 estalló una guerra entre la República Peruana y la Gran Colombia, compuesta en esa época por los territorios de Cundinamarca (Colombia), Ecuador, Panamá y Venezuela. El presidente grancolombiano, Simón Bolívar después de largas discusiones sobre la entrega de Tumbes, Jaén y Maynas, declara la guerra. El objetivo de la Gran Colombia fue obligar a Perú a la devolución de los territorios de Tumbes, Jaén y Maynas, que Colombia considero suyos, pero ocupados por el ejército Peruano durante las guerras de independencia.
En el transcurso de la guerra, Perú ocupó el Departamento de Guayaquil, que era uno de los tres Departamentos (Guayaquil, Azuay y Ecuador) que componían el "Distrito del Sur" de la Gran Colombia, según disponía en esa época la Ley de División Territorial de la República de Colombia.
El conflicto armado culminó en la Batalla del Portete de Tarqui (27 de febrero de 1829). El ejército peruano lo integraban 4.300 soldados y el grancolombiano, 4.200. La batalla dio inicio cuando una avanzada peruana de reconocimiento, al mando del capitán Uría, tropezó con una grancolombiana al mando del capitán Piedrahita, trabándose un sangriento combate; el desorden inicial de la batalla y la falta de visibilidad hizo que estos batallones se enfrentaran entre ellos.
El general Flores, mientras tanto, consiguió superar los bosques que lo separaban del enemigo, y organizar un ataque conjunto de los diversos batallones. Viéndose superado en número y con las municiones agotadas, el general Plaza ordenó el repliegue en busca del grueso del ejército peruano, encargando de proteger la retirada al Coronel Quiroz, siendo en todo momento acosado por la infantería y caballería grancolombiana. Cuando a las 7 de la mañana el resto del ejército peruano comandado por La Mar arribó al campo, en apoyo a la División de Plaza, que estaba en repligue y el ejército grancolombiano ocupaba una posición ventajosa.
La Mar fue obligado a replegarse, no sin sufrir fuertas pérdidas, mientras división Plaza trata de posicionarse para un nuevo ataque, impidió que el comandante Salaverry se posicionara en el desfiladero. Viendo que el Portete de Tarqui ya había sido tomado por el ejército grancolombiano, el general La Mar dispuso el repligue de su ejército hacia Girón.
Mientras tanto, la caballería grancolombiana, bajo el mando del Coronel Daniel Florencio O'Leary, intentaba cortar la retirada de la infantería peruana; en vista de ello el General Argentino Mariano Necochea, al frente de los Húsares de Junín, comandó una carga de caballería que consiguió desbaratar a la caballería contraria y detener el avance de su infantería protegiendo, de tal manera, el repligue de la división peruana.
Lo precipitado del combate, que impedía a las divisiónes peruanas formar en orden de batalla, y el enfrentamiento por separado contra la vanguardía del ejército peruano, que en ningún momento actuó de forma unitaria y dejó sus batallones aislados los unos de los otros.
Fue en este encuentro cuando se produjo el célebre duelo a lanza entre el Coronel Peruano Domingo Nieto, jefe del primer escuadrón de los Húsares de Junín, y el coronel José María Camacaro, que mandaba al célebre escuadrón Cedeño, para evitar así más derramamiento de sangre y ahorrar municiones, que tenían agotados ambos ejércitos, acordando que el perdedor aceptara su derrota, donde triunfó el coronel Nieto y Camacaro fue muerto.
El combate duró medía hora en el Portete de Tarqui, donde el ejercito grancolombiano salió victorioso, el 27 de febrero de 1829. Como consecuencia del resultado de la batalla obligó a La Mar y Sucre, esta celebró el Tratado de Girón. La Mar aceptó las condiciones de Sucre, pero se negó a entregar Guayaquil y, de hecho, se preparaba para iniciar una nueva ofensiva. Las fuerzas peruanas se habrían de retirar de la provincia del Azuay y abandonar todas las plazas ocupadas. Perú reclama su derecho al no desocupar Guayaquil.
Durante cinco meses la guerra se estabilizó, pues la Marina de Guerra Peruana aún continuaba dueña del mar y el ejército grancolombiano no se hallaba en condiciones de intentar recuperar Guayaquil. Finalmente el mismo Bolívar se había desplazado hacia el sur para dirigir la campaña para recuperar el puerto.
La guerra acabó inesperadamente con un golpe de estado por parte de Agustín Gamarra y otros jefes peruanos en Lima, que derrocó a La Mar. El nuevo gobierno de Agustín Gamarra cesó las hostilidades y se preparó una comisión mixta para fijar definitivamente los límites entre ambos países.
Ante la insistente petición de Bolívar, se pudo concertar el Tratado de Guayaquil (también llamado Tratado Larrea-Gual), el 22 de septiembre de 1829, y de inmedíato las partes designaron sus representantes. Por Colombia intervino su Ministro Plenipotenciarío don Pedro Gual y por Perú actuó José Larrea y Loredo.

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